LA DIETA COMO EDUCACIÓN ALIMENTARIA
Aprender el valor de una dieta
Una dieta no debe de servir solo para bajar de peso, sino que debe de ser capaz de mejorar la relación con la comida, saber cuáles son los errores y cómo modificar los hábitos de alimentación. Se debe poder integrar en la actividad diaria acorde a la vida personal y laboral y, por supuesto, no ser nunca una “dieta castigo”. Esto nos va a permitir que la persona se adhiera al plan nutricional elaborado para ella de una forma cómoda, fácil y, por supuesto, efectiva consiguiendo alcanzar el objetivo para el que fue creada: tener un peso saludable y, lo más importante, dejar de ser una persona con sobrepeso el resto de la vida. Para ello, deberemos de ponernos siempre en manos de profesionales de la salud que nos ayuden a cambiar nuestro estilo de vida con una dieta que no implique riesgos para nuestra salud. Por consiguiente, una buena dieta debe educar.
¿Cómo se consigue esto?
Lo primero es tener claro cuál/cuáles son los objetivos del paciente para perder peso, porque eso le ayudará a dar sentido a lo que haga. Puede haber motivos de salud (mejorar niveles de colesterol, regular la presión arterial, evitar futuros problemas de salud, reducir el dolor de las articulaciones…), estéticos (sentirse mejor, verse más delgado, ponerse la ropa que ahora no le vale) o de otro tipo como querer aprender a comer sano, mejorar la alimentación y la de la familia, sentirse más ágil…
Lo siguiente será realizar un estudio sobre el paciente que nos dé información sobre las posibles causas de su sobrepeso/obesidad y sobre aquello que le está impidiendo adelgazar:
- Anamnesis completa incidiendo en antecedentes familiares de sobrepeso/obesidad.
- Encuesta alimentaria y nutricional de la ingesta diaria: horarios de ingesta, alimentos consumidos a lo largo del día, cantidad, forma de elaboración, comidas fuera de casa, picoteos…
- Analítica completa que pueda descartar patologías asociadas y carencias
- Exploración antropométrica: talla, peso, IMC, perímetros, impedanciometría…
- Exploración física: auscultación cardiaca, TA, palpación tiroidea…
El sobrepeso o la obesidad no solo dependen de lo que comemos, sino de otros muchos factores como la actividad física, el estrés, la microbiota intestinal (flora bacteriana del intestino), factores socioeconómicos o el entorno obesogénico que nos rodea. Tomar conciencia de cuáles son los factores que afectan a cada persona permite abordar mejor la prevención y el tratamiento de la obesidad.
Con toda esta información, se deben de establecer metas que sean específicas, prácticas y seguras. El médico deberá diseñar un programa nutricional de pérdida de peso personal y exclusivo, que involucre no solo calorías sino globalmente al individuo y que le permita adaptarlo a su actividad laboral.
El descenso de peso debe de ser progresivo y saludable; las restricciones importantes de calorías y el manejo de las correctas elecciones alimentarias por parte del paciente, ya sea porque se encuentre en su oficina, en un almuerzo de trabajo o en una cena de amigos, deben de ir encaminadas al aprendizaje del balance energético, con el fin de que la persona sea capaz de seleccionar las opciones más saludables en materia de alimentación.
De esta manera, la selección del tipo de dieta dependerá de estos condicionantes, siendo la reeducación nutricional uno de los pilares y objetivos básicos que deberemos alcanzar.
Pero, ¿Cuál es la mejor dieta?
Frente a esta pregunta muchas respuestas, todas ellas con diferentes formulaciones dietéticas: hipocalórica, proteinada, depurativa, dieta Paleo, dieta de la zona, dieta Atkins…. La mayoría permiten una pérdida de peso a corto plazo y solo alguna de ellas consigue un seguimiento y una adherencia a largo plazo, importante para conseguir modificar los hábitos nutricionales.
El éxito de cualquier dieta consistirá en ofrecer las herramientas que te ha permitido aprender qué debes comer, cuándo comerlo, en qué cantidad y cómo compensar y gestionar momentos de excesos que se presenten, ya sea por factores sociales o emocionales (ansiedad).
En base a todo esto, no existe una dieta universal. La mejor dieta para bajar de peso es aquella que se adapta a la persona y a sus necesidades, que permite ajustar la ingesta de calorías acorde al gasto diario y que es capaz de incorporarse como un estilo de vida para siempre.
Hay que tener siempre presente que la dieta es un tema serio para la salud por lo que debe ser propuesta y dirigida por un profesional sanitario con formación y experiencia.