LAS ARRUGAS, ALGO MÁS QUE LA EXPRESIÓN DEL ENVEJECIMIENTO DE LA PIEL
El envejecimiento es un proceso fisiológico que se inicia en el mismo momento en que nacemos y que va sufriendo una serie de modificaciones con el paso del tiempo. Los primeros cambios estéticos empiezan a ser evidentes entre los 25-30 años evolucionando de manera lenta pero irreversible hacia la aparición de flacidez cutánea con atrofia, alteraciones vasculares y pigmentarias, acentuación de pliegues y surcos, caída del cabello, etc.
La piel es el órgano que más rápidamente delata la edad cronológica de la persona, siendo la aparición de arrugas y flacidez el signo más importante del envejecimiento y el que mayor preocupación despierta en el ser humano en ese afán de ofrecer una apariencia estética joven y saludable ante sí mismo y ante la sociedad.
FACTORES QUE DETERMINAN EL ENVEJECIMIENTO EN LA PIEL:
FACTORES ENDÓGENOS
Determinado genéticamente y en parte modificable:
- Nutrición y hábitos alimenticios desequilibrados.
- Ciertas enfermedades como la diabetes y trastornos cardiovasculares como principales agravantes del proceso de envejecimiento.
FACTORES EXÓGENOS
Son los responsables de envejecer la piel prematuramente y está dirigido desde el exterior. Podemos modularlo y minimizarlo con una serie de cuidados permanentes evitando:
- La radiación Ultravioleta (UV) y los radicales libres.
- El tabaco y el alcohol
- Las influencias ambientales y climáticas.
“La ciencia epigenética demuestra que es el entorno en el cual se encuentra un gen el que determina como se consigue expresar ese gen.”
¿COMO SE MANIFIESTAN LOS SIGNOS DEL ENVEJECIMIENTO EN LAS CAPAS DE LA PIEL?
En la epidermis:
- Adelgazamiento progresivo.
- Disminución de las mitosis celulares.
- Aumento del espesor del estrato córneo, con mayor número de células muertas y por tanto, mayor descamación.
- Aplanamiento de la membrana dermoepidérmica, con pérdida progresiva de las ondulaciones.
En la dermis:
- Desorientación y desorganización de las fibras de colágeno que trae como consecuencia una disminución de su poder hidratante (retención de agua).
- Alteración de las propiedades mecánicas de las fibras de colágeno.
- Disminución de su resistencia a la ruptura y disminución de su extensibilidad.
- Degeneración de las fibras elásticas, con disminución de la producción de elastina.
- Alteraciones celulares y de la sustancia fundamental: Disminuye la capacidad mitótica de los fibroblastos y el contenido de ácido hialurónico de la sustancia fundamental, con lo que disminuye su grado de hidratación y permeabilidad y produce un adelgazamiento de la dermis.
- Se produce una pérdida de elasticidad, asociada con los efectos de gravedad, responsable de los pliegues caídos en las mejillas, cuello, párpados…
- Disminución de la secreción de las glándulas sudoríparas ecrinas (falta de agua).
- Disminución de las glándulas sebáceas (falta de sebo).
Todo ello trae consigo la formación de tres tipos de arrugas:
- Dinámicas: surgen como consecuencia de movimientos repetitivos de la mímica facial también llamadas “arrugas de expresión” (frente, entrecejo, patas de gallo, etc.)
- Estáticas: son provocadas por la alteración de las estructuras que constituyen la piel (disminución de las fibras de colágeno, elastina, deshidratación, adelgazamiento de la dermis, etc.) y que provocan pérdida de volúmenes faciales y aparición de arrugas.
- Gravitacionales: las producidas por la flacidez cutánea.
Pero además, la piel es considerada el REFLEJO DE LAS EMOCIONES y es por esto que el estado de ánimo y nuestros sentimientos diarios pueden afectar severamente su apariencia y su bienestar. Situaciones como estrés, depresión, ansiedad, miedo e inseguridad, irritabilidad y molestia, alegría y felicidad, afectan directamente los órganos internos, los nervios, la circulación sanguínea, la segregación de hormonas y en consecuencia, nuestra piel, con manifestaciones como pérdida de brillo, nuevas líneas de expresión y arrugas, urticaria, acné, sudoración excesiva, resequedad o aumento de la grasa sebácea natural en la piel, alergias, entre otras.
Si añadimos a esto que toda emoción provoca una reacción muscular, la repetición de la misma provocará una contracción repetitiva y frecuente en el tiempo que dejará surcos y arrugas en la piel que nos pueden dar pistas sobre cuales han podido ser los sentimientos de esa persona en numerosas ocasiones.
De ahí que la podamos decir que a partir de los 40 “tenemos la cara que nos merecemos”. Los expertos en morfopsicología afirman que sobre la base de la herencia genética, hemos ido moldeando una fisonomía, reflejo de nuestra forma de ser, de las actitudes que predominan en nuestra vida y de los sentimientos más frecuentes. Somos, en consecuencia, la suma de nuestras experiencias..
Todo esto hace que el ser humano busque la forma de detener el paso del tiempo con el afán de recuperar aquellos rasgos que le acercan más a la juventud.
Equilibrio, proporción y simetría son tres características que se relacionan con la belleza en general y con un rostro atractivo en particular y es lo que te ofrecemos conseguir en San&Del Medicina Estética con los numerosos y variados tratamientos de los que disponemos para el envejecimiento facial con mejores opciones para mejorar tanto las líneas de expresión, las arrugas y la calidad de la piel. Son tratamientos cada vez más accesibles, personalizados y menos invasivos que no obliguen a la interrupción del trabajo o de las actividades de la vida familiar o social y que además ofrezcan un resultado progresivo y natural. Y conseguir, en definitiva, “hacer amable el paso del tiempo”.